Son bien conocidos los beneficiosos efectos de las vitaminas para evitar enfermedades carenciales (poco frecuentes en los países desarrollados). Pero es que, además, un aporte suficiente de vitaminas influye de forma muy positiva sobre patologías crónicas como las enfermedades cardiovasculares o neurodegenerativas. Así lo afirman los expertos reunidos en las jornadas Hot Topics en Vitaminas y Salud, organizadas por la Universidad San Pablo CEU y el Instituto Tomás Pascual Sanz.
Mejor si son las vitaminas originales del alimento
Ahora bien, el consumo de vitaminas debe controlarse cuando se ingieren de forma continuada en suplementos y alimentos enriquecidos. Porque en estos casos puede producir desequilibrios o enmascarar carencias de otras vitaminas. De ahí que la Unión Europea haya fijado una ingesta máxima recomendada que permita fijar criterios para la adición en este tipo de presentaciones.
Al mismo tiempo, los expertos han coincidido al decir que, si bien estos excesos se podrían dar por el uso de alimentos enriquecidos y de suplementos, no se producen nunca cuando las vitaminas se toman «en su envase original»; es decir, dentro de los alimentos, siguiendo una dieta variada y equilibrada.
Aunque hay grupos de población que necesitan un refuerzo
No obstante, también se ha puesto de manifiesto que hay grupos de población con carencias de ciertas vitaminas a las que podría venir bien algún tipo de suplemento vitamínico. Por ejemplo, vitamina D en los mayores de 65 años: sobre todo porque esta vitamina, que influye directamente en la cantidad de fracturas y caídas, se sintetiza por la piel expuesta al sol y los mayores salen menos al exterior (y muy poco en invierno).
En conclusión, que la recomendación es la habitual: dieta variada con abundancia de frutas y verduras (para beneficiarse de toda la riqueza de vitaminas, minerales y antioxidantes), cereales integrales, legumbres…