El tubo digestivo es una membrana biológica de importancia capital en la nutrición de los seres vivos y, por tanto, en el mantenimiento y progresión de la vida. Recorre el organismo desde la boca hasta el ano. Está conformado por diversos compartimentos con características bioquímicas e histológicas propias.
A través del tubo digestivo entran en contacto con el organismo gran cantidad de sustancias procedentes del mundo exterior; unas saludables, otras menos. El tamaño, cantidad y velocidad de las moléculas circulantes por el intestino son factores determinantes de la absorción intestinal.
En condiciones normales, los residuos de los alimentos deben ser eliminados entre 15 y 20 horas después de su ingestión. Sin embargo, por las características de la alimentación deficiente en fibra, el estrés, los tóxicos, los hábitos de vida, ese tiempo puede llegar a convertirse en 15 ó 20 días. Todo ello produce estancamiento y putrefacción de las heces en el último tramo del tubo digestivo, llamado intestino grueso, intestino terminal o colon.
El intestino grueso obstruido se convierte, así, en generador y reservorio de innumerables gérmenes patógenos que, por absorción, se incorporan a la sangre contaminando y “ensuciando” los demás órganos del cuerpo.
Cualquier técnica de limpieza intestinal, cual podría ser la hidroterapia del colon, no sólo es útil en cuanto que atiende a facilitar los mecanismos de permeabilización o impermeabilización de la pared intestinal, según convenga, sino que también actúa preparando esa pared para un más eficaz trabajo de sus membranas biológicas.
Hay clínicas especializadas en este tipo de terapia pero actualmente existen en el mercado métodos para el lavado intestinal doméstico.
Mediante la hidroterapia de colon cumplimos uno de los requisitos fundamentales de la acción terapéutica cual es “primero, no dañar”. Efectivamente, tal vez no haya una técnica más antigua que aquella que procura la limpieza del intestino, ya sea para depurarlo, desintoxicarlo, ya como mecanismo preventivo o coadyuvante de otras terapias.
El estado de vascularización adecuado, sano, del intestino es de enorme importancia para la prevención o evitación de trastornos que puedan llegar a ser graves. La compresión, tanto de órganos abdominales como extraabdominales puede producir desde estreñimiento, colitis, colon espasmódico hasta alteraciones cardíacas, sin olvidar las frecuentísimas patologías vasculares de retorno venoso de los miembros inferiores.
El lavado del intestino terminal es una práctica higiénica que produce una desintoxicación y revitalización de la mucosa cólica. Conduce a una depuración de la sangre y, por extensión, de todos y cada uno de los órganos y sistemas del cuerpo humano.