La Cruz Roja ayuda a damnificados por el tsunami a mudarse a viviendas temporales

La ciudad costera de 30.000 habitantes fue diezmada por el desastre. Los únicos signos que quedan en el barrio donde estaba el edificio de apartamentos en el que vivía la Sra. Yamada son los cimientos sobre los que se alzaba. Kimie, maestra de primaria, estaba en el aula cuando sobrevino el terremoto y pensó de inmediato no solo en sus hijas, sino también en sus alumnos para asegurarse que estuvieran a salvo en las colinas. Camino a tierras más altas, se cruzó con una anciana que no podía caminar. Entonces, la cargó en su espalda y la llevó hasta un lugar seguro, acto al que resta importancia. Nos apoyábamos unos a otros, comenta con timidez.

Desde aquel día, la Sra. Yamada y sus hijas viven con los padres de ella. Están apiñados y Kimie siente que son una carga para ellos, pero eso está a punto de cambiar. Su familia fue una de las primeras seleccionadas para recibir una de las viviendas prefabricadas que acaban de construirse. El Estado está construyendo 70.000 de esas viviendas en Iwate, Miyagi y Fukushima, las tres prefecturas más castigadas. La Cruz Roja Japonesa, utilizando fondos recibidos de otros países, equipará dichas viviendas con varios electrodomésticos, proyecto del que se beneficiarán hasta 280.000 personas.

Recibimos donaciones de Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja de todas partes del mundo y queríamos utilizarlas para suplir necesidades de personas damnificadas por el tsunami; los seis electrodomésticos que proporcionamos son el mínimo necesario para ayudarles a iniciar una nueva vida, explica Atsuhiko Hata, director de relaciones públicas de la Cruz Roja Japonesa.

Así pues, cada familia beneficiaria recibirá un refrigerador, una lavadora, un microondas, una olla eléctrica para arroz, un surtidor de agua caliente y un televisor, artículos que convierten una casa en un hogar y en el caso del televisor, valiosa herramienta para dar información antes, durante y después de los desastres. Me entusiasma vivir en esta casa y ver todos esos electrodomésticos, comenta Yuma, de 13 años. Es linda y limpia. Solo podía ducharme cada tres días, ahora me alegra poder bañarme todos los días. Ayane, su hermana menor, está ansiosa de usar el microondas y dice que no ve la hora de que su mami le haga su comida preferida: lasañas. Kimie, por su parte, ansía dormir bien, algo que ninguna de las tres pudo hacer desde el tsunami.

Está preocupada por sus hijas. Ayane, tiene 10 años y sufre de hiperventilación durante las numerosas replicas que siguen sacudiendo la región. Pero con la nueva vivienda y los electrodomésticos que recibieron gracias a quienes respaldan a la Cruz Roja y la Media Luna Roja en el mundo entero, el futuro de su familia resulta más luminoso. Estoy muy agradecida con todos aquellos que donaron y apoyaron a la Cruz Roja. Desearía poder devolverles el favor. No sé cómo expresar mi gratitud. Las palabras no bastan.

Fuente: www.ifrc.org/es/noticias

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