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En su conferencia, el consejero explicó que el sistema sanitario riojano se asienta en tres pilares: el Hospital de San Pedro, el Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR) y el Centro de Alta Resolución de Procesos Asistenciales (CARPA), que se encuentra junto al actual Hospital San Millán. Preguntado por Manuel Isla, portavoz de Pzifer, por el proyecto Cibir, José I. Nieto dijo que se trataba de hacer, con los seis laboratorios que lo componen, una apuesta por acercar y potenciar la investigación oncológica y establecer así un escenario con el cual estarían dispuestos a sentarse con todo el que quiera abrir una línea de investigación en el Cibir. Además, siguió el consejero, este centro es el primero que ofrecerá en España pruebas con Pet-Tac para la localización de tumores pequeños dentro del sistema sanitario público. De este modo, La Rioja se convertirá, adelantó, en una región que presta servicios a las demás, no como ocurría anteriormente, que era al revés.
Médicos mejor pagados
Por su parte, Alfredo Milazo Estefanía, presidente del Colegio de Médicos de La Rioja, apuntó que los médicos de la región eran los mejor pagados de España. A lo que el consejero contestó que le «encanta que se lo digan», pero que no es exacto, sino que los galenos riojanos están entre los mejor pagados de España. Según continuó, las medidas que se han tomado en este sentido estaban orientadas a evitar eso «que se dice tanto, de que los médicos quieren irse a toda costa de La Rioja». Y al mismo tiempo, lo que se pretende es convertir a la región en una zona más pujante para atraer a nuevos profesionales.
Nieto dijo haber estado en numerosas negociaciones a este respecto. Y la conclusión que extraía es que los sindicatos, según alcanzan algo, se ponen a trabajar en nuevas reivindicaciones. Por lo que es su deseo que, si ahora se habla de la alta calidad del sistema sanitario riojano, no se termine debatiendo, a causa de una deriva reivindicativa, sobre su sostenibilidad. En cualquier caso, los niveles salariales dijo que se encuentran en zonas «muy próximas» a las de las comunidades más pujantes, así como la carrera profesional «en una estrecha banda». En este sentido, Nieto apostilló que él aún se considera «un romántico» y trabaja para que la carrera profesional termine sirviendo como algo útil para el sistema.
Hospital sin papeles
Otra de las cuestiones tratadas a debate fue la informatización de las historias clínicas. Nieto explicó que, como garantías, están las habituales, claves y firma electrónica, pero que además la red por donde se accede a esta información es independiente de las otras dos que hay en el hospital, una para datos y otra para imágenes. Por otra parte, dijo que habrá una gran red en la comunidad cuando a ésta se conecten, como es su interés, los centros de salud.
Ignacio Balboa, ex vicepresidente de FENIN y ex presentador de diferentes programas de salud en televisión, se interesó por el procedimiento de cambio del sistema antiguo al moderno. El consejero dijo que, obviamente, había habido cursos y grupos de aprendizaje para profesionales, pero que «no hay otra opción que adaptarse» porque es un cambio obligado para todos. En cualquier caso, añadió que «desde el momento en que un médico se desenvuelve por el nuevo sistema no se vuelve atrás».
Finalmente, José Luís Bozal, director de la AEEDE (Asociación Española de Escuelas de Dirección de Empresas), pidió que se le explicara cómo era el sistema empleado para habilitar todas las instalaciones del nuevo Hospital de San Pedro con un solo proveedor. En esta ocasión, Nieto quiso que contestara José María Corcuera Briones, secretario general técnico de la Consejería de Sanidad, que se había «dejado la piel» en todo este proceso desde su inicio, al contrario que él, que sólo había llegado para rematarlo.
Corcuera explicó este particular sistema de «prestaciones contractuales» al que se vieron obligados a recurrir, puesto que «sacar cien contratos adelante por parte de la Consejería hubiera sido un drama». Según dijo, el método empleado era «más de asistencia que de suministro», pero que la consejería se reservaba el derecho a aprobarlo por partes, lo que le permitía modificar el precio final. Así pues, de 34 millones de euros iniciales en este capítulo, se desaprobaron algunos puntos hasta dejarlo en 31, de los que se han pagado 29 por un sistema de optimización o aprovechamiento. El proceso, terminó Corcuera, fue «hacer de la necesidad virtud» puesto que de otro modo hubiera sido imposible.